La fluida salida de los minerales - Perú en un punto muerto   (Abril 2022)

A principios de abril, una revuelta sacudió a Lima, la capital peruana. Los camioneros protestaron contra una nueva alza en el precio de la gasolina y los agricultores y ciudadanos contra el encarecimiento de los alimentos. El presidente Pedro Castillo, de la alianza electoral de izquierda, declaró el estado de emergencia e impuso el toque de queda. Pero las protestas no pudieron ser acalladas y el gobierno se vio obligado a retroceder. La policía reprimió duramente a los manifestantes. Hubo muertes.

Fuentes gubernamentales afirman que la situación fue alimentada por provocadores a sueldo. Eso puede ser cierto, pero también lo es, que gran parte de la población está descontenta con las políticas de Castillo. No cumple sus promesas electorales y deja el campo libre a los partidos de derecha.

En Perú, en julio de 2021, la segunda vuelta electoral fue sorprendentemente ganada por el maestro rural, Pedro Castillo, sindicalista y católico, con un gran sombrero en la cabeza. Su programa incluía una reforma constitucional, la democratización de los medios de comunicación, la justicia social y la nacionalización de las minas. Es decir, las clásicas reivindicaciones socialistas. Pero, en Perú, nada parece un cambio radical por el momento. En los pocos meses que Castillo lleva en el gobierno, ya ha remodelado su gabinete cuatro veces, ha echado a viejos compañeros y correligionarios y ha ofrecido suculentas condiciones a los inversores extranjeros. ¿Gobierno de izquierda con políticas de derecha? La política peruana actual no está ni siquiera cerca de la socialdemocracia, es simplemente una continuación endulzada del prolongado recorrido neoliberal. Pero esta estrategia ha alcanzado sus límites. El presidente Castillo y su alianza electoral, que comenzó como una alternativa de izquierda, ya están políticamente aislados tras sólo unos meses de realpolitik. Si siguen como hasta ahora, habrá más disturbios por hambre y protestas violentas.  link