Controles no se hacen - Bio Seguridad en Argentina (Marzo 2022)
Me indigna la hipocresía de la discusión y la forma en que se presenta durante la pandemia a la industria farmacéutica como “los buenos de la película". Por eso he hurgado mi archivo para aportar informaciones a la discusión – datos que yo mismo he investigado - no declaraciones indefinidas del Internet, sino testimonios, documentos oficiales y sentencias judiciales. Se trata de la bio seguridad y de cómo las grandes farmacéuticas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ocupan de ella en el Tercer Mundo. O mejor dicho: cómo aquí muestran su cara verdadera.
En 1986, el Instituto Wistar, con sede en Filadelfia, quiso desarrollar una vacuna contra la rabia del ganado. Con la ingeniería genética. Se insertó un gen de la rabia en un virus vaccinia que pertenece a la familia del virus de la viruela. Se combinaron dos patógenos altamente peligrosos, y el sentido común sugeriría que se aplicaron los más altos estándares de seguridad para probar la nueva vacuna. Pero aunque la Fundación Rockefeller financió el proyecto, se tomó el camino más barato y fácil.
El Wistar solicitó a la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) la posibilidad de realizar un ensayo de campo en Argentina. La PAHO, una sub organización de la OMS, mantenía un campo de pruebas en la pequeña ciudad de Azul, en el sur de la provincia de Buenos Aires, e introdujo en secreto el virus de la viruela/rabia manipulado genéticamente a Argentina en una valija diplomática.
La PAHO llevó a cabo el experimento al aire libre, en plena naturaleza y con personas que no sabían que estaban siendo utilizadas como conejillos de indias. El gobierno argentino no fue informado. Un grupo de 20 vacas fue infectado con el virus rabia/viruela y pastoreaba junto con otras 20 vacas no infectadas. La zona estaba abierta, con zorros, mapaches y zorrillos corriendo por ahí. Tres veces al día, las 40 vacas -infectadas y no infectadas- fueron ordeñadas por trabajadores de la granja, sin guantes ni ningún otro dispositivo de seguridad. Estos ordeñadores ni siquiera estaban vacunados contra la viruela. Sus familias bebían -directamente de la ubre- esta leche antirrábica, y el resto se pasteurizaba y se vendía en la ciudad de Azul. Al final, las vacas no infectadas formaban anticuerpos contra la rabia a través de los ordeñadores u otros animales.
Otro caso son los 14 bebés muertos en Santiago del Estero. Hace quince años, la empresa británica Glaxo Smith Kline realizó un experimento en humanos en el noroeste pobre, en la provincia de Santiago del Estero. Quería probar una vacuna contra la neumonía en los niños. Catorce bebés murieron. Los padres no habían sido informados del experimento. Al final, Glaxo Smith Kline fue multada con el equivalente de menos de 500 mil dólares. Probablemente la multa se pagó con la caja chica.
En ningún lado del mundo y tampoco en Argentina, la investigación con virus es controlada por un organismo internacional. Expertos como el Grupo de Trabajo de Cambrigde reclama una especie de autoridad de control al estilo del Organismo Internacional de la Energía Atómica de Viena, pero responsable de la investigación con virus, utilizando el método de la ganancia de función (“gain-of-function”).
El video fue echado sin dar razones desde Youtube. Aqui el nuevo link